El pomelo debe pelarse cuidadosamente, eliminando también la parte blanca (albedo). Para hacer esta operación más fácilmente, basta con quitar la cáscara y poner el fruto en el refrigerador: con el frío, las membranas blancas se contraen y pueden ser removidas más rápidamente.
Una vez pelado, el pomelo puede disfrutarse al natural, agregarse a ensaladas y macedonias o utilizarse para preparar refrescantes sorbetes.